La Salud Mental se ha posicionado en las empresas como uno de los temas más relevantes en la agenda de las áreas de gestión de personas post COVID.
Si bien durante la pandemia se incrementó significativamente el número de licencias médicas por salud mental, debemos considerar que es un indicador que desde el año 2008 se posiciona como la causa de licencias médicas más frecuente en Chile, y que no ha parado de crecer.
Aun cuando las organizaciones han dedicado importantes esfuerzos a mejorar la experiencia de sus colaboradores, los índices parecen no mejorar significativamente.
No cabe duda que trabajar el clima laboral, el alineamiento cultural y valórico, el liderazgo de las jefaturas, políticas de inclusión y diversidad, beneficios personalizados, entre muchos otros aspectos, ha sido tremendamente positivo, tanto para las personas como para la reputación y marca empleadora de las empresas.
Nos preguntamos entonces: ¿qué nos falta por hacer para mejorar este aspecto?
La salud mental es un territorio complejo. Si bien podemos entender que se trata de un dominio intrínsecamente personal e íntimo, también sabemos que se manifiesta de forma presente en todos nuestras interacciones, entre ellas, en el trabajo.
Existen diversos estudios que establecen una relación directa entre la salud mental de los colaboradores y con indicadores críticos en la gestión de capital humano como la rotación, el ausentismo, clima y fuga de talento.
¿Es posible para una empresa promover una cultura del cuidado, la salud mental y el bienestar de sus colaboradores?
En Menta creemos que sí, y aunque se trate de un dominio privado, las empresas pueden ser un catalizador, un actor relevante en la promoción y fortalecimiento de la salud mental.
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